Como profesionales dedicado a la venta de pescado en Vitoria, podemos decirte que filetear un pescado correctamente requiere atención, herramientas adecuadas y una técnica precisa. En primer lugar, es fundamental contar con un cuchillo bien afilado y flexible, diseñado específicamente para filetes de pescado. La frescura del pescado también influye en el resultado; un pescado fresco se filetea con mayor facilidad y conserva mejor su textura y sabor. Antes de comenzar, se debe limpiar el pescado, retirando escamas, vísceras y, si es necesario, la cabeza. Lavar el pescado con agua fría asegura que no queden residuos en la piel o la cavidad abdominal.
Para iniciar el fileteado, se coloca el pescado sobre una superficie estable y limpia. Se realiza un corte detrás de la cabeza, a la altura de las agallas, sin llegar a separar completamente la cabeza del cuerpo. Luego, se introduce la punta del cuchillo a lo largo de la espina dorsal, siguiendo su contorno con movimientos suaves y constantes. El objetivo es separar la carne de los huesos sin romper el filete, algo que tenemos muy en cuenta los que nos dedicamos a la venta de pescado en Vitoria. Mantener la hoja del cuchillo cerca de los huesos permite extraer la mayor cantidad de carne posible, minimizando desperdicios.
Una vez que se ha realizado el corte por un lado, se repite el proceso en el otro lado del pescado. Es importante mantener la misma técnica, avanzando de la cabeza hacia la cola y evitando ejercer presión excesiva. Tras retirar los filetes, se inspeccionan para eliminar cualquier espina residual con unas pinzas pequeñas. Limpiar los filetes con un paño húmedo o un ligero enjuague con agua fría ayuda a retirar restos de sangre o escamas que puedan haber quedado.
Finalmente, desde Pescados Mariano Alonso recomendamos almacenar los filetes inmediatamente si no se van a cocinar al momento. La refrigeración o congelación adecuada conserva la frescura y la calidad del pescado. Filetear un pescado correctamente no solo mejora su presentación, sino que también facilita su preparación en distintos platos, permitiendo aprovechar al máximo su sabor y textura. La práctica constante y la atención a los detalles son clave para perfeccionar esta habilidad.